Artículo publicado por primera vez el 16-02-2009,
se vuelve a editar, reestructurado hoy, 02-06-2012.
La llamada "Cleptomanía", es una definición eufemística de la costumbre de robar, que tienen algunos individuos, por lo general, gente que no necesita hacerlo por tener lo suficiente. No por ello el tío o la tía, dejan de ser vulgares ladrones, sólo que como son de clases medias o acomodadas se les llama elegantemente: "cleptómanos" y no "rateros" porque aquéllo suena vulgar...
Se distingue de los robos simples, porque además de no necesitarse robar, los cleptómanos tienen deseos irresistibles de hacerlo. En cambio el ladrón simple, normalmente no improvisa, sino por lo general, planea sus hurtos, o si tiene la costumbre de ser carterista o arrebatador al paso, lo hace como algo automático, esperando el descuido de los demás.
Hace muchos años, llegó a la casa familiar donde vivíamos, una tía del norte, que tenía este defecto y todos se pasaban la voz:
-¡Escondan todo lo que tenga valor, porque va a venir la tía Petronia* que es "cleptómana". Yo pregunté por el significado de la palabra y me dijeron que la tía era ratera, así que había que esconderlo todo.
Ella venía de visita unos días, pero como preparaba los platos con ese típico sabor norteño agradable, le encargaron la cocina. Y naturalmente le dieron dinero para que vaya a comprar al Mercado.
Me dijeron que la acompañase, no tanto porque sospecharan que se iba a escapar con la plata, sino porque al fin y al cabo, ya era anciana...
Cuando estuvimos en el Mercado, la tía buscaba a las dueñas de los puestos, más despistadas y les preguntaba por el precio de las frutas más alejadas de ella y la señora se volteaba para ver las frutas, mientras doña Petra, llenaba su canasta con todo lo que encontraba a su paso y no se daba cuenta la dueña. Al final pagaba 60 centavos pero se llevaba, proveniente de sus hurtos, como 2 ó 3 soles. Como yo la estaba viendo, me hacía un guiño cariñoso, como diciéndome, no digas nada, que de un rato te invito una fruta y seguía haciendo lo mismo con las papas, las cebollas, etc.
Al final gastaba 3 soles y se llevaba como 15. Lo cierto es que cuando salía conmigo del Mercado, me decía: -¿ Viste cómo se resbalaban las frutas a mi bolsa? Se resbalaban....Ja Ja....Yo no le decía nada ni tampoco a la familia, al final sólo me sentía un tanto cómplice de esta vieja tía, que para contentarme o comprarme me daba una deliciosa manzana...
Pero, no sólo tenía esta costumbre. En una oportunidad, me acerqué a su habitación y me enseñó un raro amuleto que guardaba en un pañuelo. Dentro había una "piedra imán". ¿En qué consistía este extraño objeto? Era según ella una piedra, que tenía la peculiaridad de ser imán y se veía como una piedra negra rodeada de astillas metálicas. Ella me dijo que tenía que alimentar a su piedra imán con objetos de plata y de oro, para que le trajeran buena suerte... Y a pesar de su talismán, siguió siendo tan pobre como cualquier persona de escasos recursos. Similar al refrán que dice: "Quien nació para gordo, aunque lo fajen de chico"...
Como sea mientras estuvo la tía Petra en casa la pasé bien porque mientras los demás se cuidaban de que no les robara, se olvidaron de mí y ya no me castigaban ni me enviaban a hacer los interminables mandados, que tenía que hacerles a mis otras tías, las que confiaban que el sobrino, evitara que la tía "cleptómana"les robara más de la cuenta...
En cambio, comía rico y me divertía con la célebre visitante...
Hasta que por fin se fue a su tierra y los demás descansaron del stress momentáneo que les produjo la visita "cleptómana" de su pariente...
En verdad, así como doña Petronia, existe toda clase de "cleptómanos", los más temibles son los políticos, aquellos de quienes se suele decir: "ha robado pero ha hecho" como cierto general del pasado y otro chino, de cuyo nombre no quiero acordarme, como diría don Miguel ....
Algunos de ellos se justificaban diciendo: "Tenemos derecho a trabajar y no estamos haciendo nada que la ley no prohíba".
Naturalmente existen formas sofisticadas de robar o aprovecharse del prójimo, madrugándolo sin que los demás se den cuenta, como no pagar los fondos del Fonavi y hacerse el cojudo, o no aumentar los sueldos de los jubilados de la 19990, pese a que se prometió en la campaña y en cambio irse a pasear por el mundo entero con nuestra plata, porque los fondos públicos, al fin y al cabo provienen de nuestros impuestos...
Y los políticos insaciables, los de siempre, no saben cuántos billetes llevarse o "cleptomanearse" como recuerdo de su paso por las oficinas del Estado. Pero en fin la "cleptomanía" es una tradición nacional que nunca acabará y que nosotros solemos enfrentarla con buen humor a pesar de los malestares que nos causan...
San Borja, 2 de junio del 2012.
EMILIO ULISES ROBLES HORA
*Se ha cambiado el nombre original de la tía para proteger su anonimato.
Además ya falleció hace años.
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