Breve Biografía de San Martín de Porras.
Autor: Emilio Ulises Robles Hora
Basada en la obra: "San Martín de Porras" de José Antonio Del Busto Duthurburu.
Martín de Porras Velásquez, nació aproximadamente (no se sabe la fecha exacta, consignamos la que sugiere el historiador José Antonio Del Busto Duthurburu) el 11 de noviembre de 1,579, hijo del noble español (hidalgo e integrante de la Orden de Caballería de Alcántara) don Diego Juan de Porras, natural de Burgos (España) y de la negra libre, nacida en Panamá y afincada en Lima, doña Ana Velásquez.
Don Juan de Porras, no tenía los medios suficientes como para poderse casar con alguien de su condición, por lo tanto se amancebó (convivió) con doña Ana y por el hecho de ser su conviviente de raza negra y no haberse casado, al principio no reconoció a su hijo. Posteriormente tuvo otra hija con doña Ana, a quien llamó Juana, dos años menor que Martín.
Al pasar el tiempo, cuando Martín tendría aproximadamente 7 años, él y su hermana menor fueron llevados a Guayaquil, donde su padre tenía parientes de mejor posición económica. Ellos recibieron a la hija, pero Martín tuvo que regresar a Lima (se dice que la recibieron a ella por ser mujer y además de tez clara).
Al regresar, su padre lo encargó al cuidado de doña Isabel García Michel, quien lo tuvo hasta que cumplió 15 años. En esa época desde los 8 años, ya se vislumbraba su vocación religiosa. Casi todas las noches le solicitaba a la señora que le daba alojamiento, una vela con candela. Intrigada de cuál era el objeto de esa solicitud, ella lo espió una noche y encontró a Martín de Porras, que había encendido el cirio delante de una imagen de Cristo Crucificado y que además estaba orando.
Para sustentarse en el futuro, de adolescente, practicó en un establecimiento con un boticario, quien le enseñó los secretos de la preparación de medicinas en base a hierbas y ungüentos. Posteriormente aprendió el oficio de barbero. En aquel tiempo los barberos hacían lo que ahora practican los para-médicos o enfermeros y hasta dentistas. Sacaban muelas, curaban heridas, quemaduras, hacían sangrías, etc.
Luego, pese a la oposición de su padre, se ofreció de donado (es decir, se donaba él al Convento de Santo Domingo) era una categoría inferior a la de hermano lego. De ahí hasta los 24 años, se dedicó a las tareas más humildes, fue encargado de la limpieza (por eso se le representa con la escoba) limpiaba las letrinas, lavaba la ropa de todos los hermanos y hacía toda clase de curaciones. Al cumplir la mencionada edad, profesó sus votos perpetuos de obediencia, pobreza y castidad.
Luego le encargaron, la enfermería y el guardarropa, además de sus obligaciones de tocar las campanas.
Martín de Porras pasaba en continua oración, que llegaba hasta el arrobamiento, de tal forma que muchas veces, habiendo temblores él permanecía impertérrito en un éxtasis notable. Asimismo, muchos de sus compañeros lo vieron elevarse del suelo mientras oraba o meditaba.
Esto es, levitaba, también atravesaba puertas y muros, apareciendo en un lugar sin habérsele franqueado la entrada, hecho al que se le conoce como sutilidad. También, se le vio al mismo tiempo que en Lima, en otros lugares del mundo como en Filipinas, China y Japón, fenómeno llamado bilocación. Además tenía el don de lenguas. Un día empezó a hablar en chino y gracias a un fraile que sabía el idioma, se dio cuenta que el hermano Martín, sin haberlo estudiado hablaba correctamente el idioma chino.
Curaba no sólo con las hierbas que él mismo cultivaba, sino también con la imposición de manos. Se dice que hasta resucitó a un fraile muerto. Era muy humilde, siempre con la mirada baja y sonriente a pesar de todos los insultos que le solían hacer por ser: un "perro mulato", como él mismo se calificaba, con cierto sentido del humor.
Solía decir: Yo te curo, Dios te sana, para amenguar la creencia sobre su santidad que ya era muy notoria. Curaba no sólo a los frailes del Convento, sino a toda clase de gente que acudía donde él para encontrar salud. A los esclavos negros, a los indios y hasta a los blancos de encumbrada posición.
Martín de Porras usaba uniformes raídos aunque limpios,
era vegetariano y frugal. Su alimentación era escasa
porque prefería compartir con los pobres parte de su ración diaria.
Al fallecer el 3 de Noviembre de 1,639 acudieron en forma masiva, gente de toda clase social y de todas las razas, incluyendo a las autoridades más importantes. Fue beatificado en 1,837 por el Papa Gregorio XVI y canonizado por Juan XXIII el 6 de mayo de 1,962.