Una gran parte de los jóvenes de nuestros países
latinoamericanos opta por irse a vivir al extranjero y
no permanecer en sus lugares de origen.
Esta migración también se da en las grandes ciudades
de cualquiera de nuestras repúblicas.
La invasión del campo a la ciudad es indetenible.
Sabemos cuales son las causas, pero no hacemos nada
por evitarlas.
En los países desarrollados, se gana mejor, hay más
oportunidades. Antes iba alguien que aquí era conserje
o portapliegos y no tenía ni siquiera para alimentarse
bien y al poco tiempo regresaba a Lima a invitar a sus
amigos a los mejores restaurantes o a los mejores bares,
sorprendiendo por la mejoría notable en sus ingresos.
Ello hacía que otros lo imitaran y se hacía una cadena
interminable de jóvenes en pos de una visa para llegar
a los Estados Unidos que era el país elegido por sus
mejores perspectivas económicas.
Yo estuve allá y por cierto me llamó la atención la
cantidad de vuelos que tenía Miami. Un día quise contar
cuántos aviones volaban y las compañías de aviación
que prestaban servicio en aquella ciudad y me admiré de
los despegues ininterrumpidos que presenciaba. Los
aviones parecían misiles...
Aunque no llegué a contactarme con los amigos que
suponía tener. O algunos se hicieron "los locos o los
despeinados"* suponiendo que yo también era un posible
inmigrante, pude darme cuenta por los sudamericanos
y más centroamericanos, que no todo era un bello cuento
americano.
Muchos de ellos no la pasaban bien. Tenían un aspecto
famélico por lo mal alimentados que estaban y no encontraban
las "oportunidades" que habían soñado.
Yo no tenía el perfil de un inmigrante. En ese momento
laboraba en "Faucett", una prestigiosa línea de Aviación
ahora desaparecida por la pésima gestión del Presidente
Fujimori y ya no era un chiquillo, pasaba de los 40 años.
Tal vez por eso me dieron la visa. La primera vez que la fui
a solicitar, tenía 30 y me la denegaron.
Recuerdo todo ese episodio, el cual lo he relatado en mi
novela: "Municipillo", que espero algún día aparezca o la
publicaré por capítulos en este, mi blog.
Aquellos pobres inmigrantes que no habían conseguido
la bendición de un empleo, continuaban buscando
la "oportunidad" que los saque de "misios"**.
¡Ah!, recuerdo que cuando llegué a USA, me deshice de
toda mi ropa vieja peruana (algo deteriorada), quise obsequiarla
a alguna entidad de beneficencia, pero como no conocía a nadie
ni hablaba perfectamente el inglés, puse todo en una gran
bolsa de plástico y la dejé en un sitio donde recogían la basura.
Increíble, que alguien de un país como el nuestro, les deje su
ropa a los gringos. Naturalmente que me compré algunas camisas
y T-Shirts (polos) que ellos vendían, procedente de los países en
vías de desarrollo, por lo general del medio oriente o del Asia.
Aquello del "sueño americano" no era más que un cuento...
Muchos de nuestros compatriotas y otros latinoamericanos no
eran más que simples obreros o limpiadores de "excusados" que
ganaban muy bien, a comparación de los médicos o profesores
de nuestros países.
Y ahorrando al máximo, porque Estados Unidos es
una gran máquina tragamonedas, que se lleva todos
tus ingresos si quieres vivir como un gringo, venían
aquí a deslumbrarnos con su "poder económico" recientemente
adquirido.
Y como los espejitos a las tribus del sur, traían nuevos artefactos
que ahora es común verlos en Perú, el nuevo paraíso de
inmigrantes, por la fama que le han hecho del "gran crecimiento
económico", sólo disfrutado por los privilegidados de siempre,
sin haber dado paso a una mejor distribución de la riqueza, de
esa que nos hablan todos los políticos para que ellos puedan
disfrutar -una vez elegidos- de los sueldos del Estado y vivan
a nuestras costillas, sin cambiar nada de lo que pregonan.
En Lima se ve chilenos, colombianos, argentinos, venezolanos,
haitianos, cubanos y hasta jóvenes de la República Dominicana
quienes encuentran el trabajo que les es negado en su tierra. Sólo
que la diferencia es que aquí no se pide visa.
Es posible que encuentren en nuestro país, las oportunidades
brindadas para gente preparada en especialidades no cubiertas
por los peruanos y que aquellos nuevos inmigrantes hayan venido
a cubrir esa necesidad presentada, por el evidente desarrollo en
muchas nuevas actividades y el boom de la construcción en
nuestro país.
Ahora más bien, muchos quieren regresar y el Perú
ha promulgado una ley, llamada del retorno, que da facilidades
para que regresen los "hijos pródigos" con muchos incentivos
para recibirlos.
Bienvenidos a todos, los peruanos que regresan y a nuestros
hermanos latinos que vienen. Un saludo cordial de su amigo.
EMILIO ULISES ROBLES HORA.
San Borja, 29 de agosto del 2,013.
* Hacerse el loco o el despeinado, es una expresión
idiomática, que significa hacerse el desentendido.
Leer mi diccionario de Jerga en mi artículo titulado:
"Lenguaje Popular, palabras de uso diario" que ya
pasa de más de 3,000 visitas, así como este blog
que ya pasó las 22,000 visitas.
**Misio = pobre.
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