jueves, 7 de marzo de 2013

OPERACIÓN RAJE.

La palabra rajar en el Perú, significa hablar mal de alguien
en su ausencia.  También se le conoce como chisme,
pero todo el mundo entiende cuando se dice: "están rajando
de uno" que: "están hablando mal de uno".

 Por lo general, la gente suele hablar mal del prójimo y como
dice otro refrán: "Ojos que no ven, corazón que no siente",
si el "rajado" no se entera, no suele suceder nada...

Sucede que yo viví con una familia de "rajones" , en donde
la principal "rajona" era la tía Nena*. Recuerdo que cuando
iba a visitarla a su casa, apenas me retiraba y por casualidad
no iba directamente al ascensor, me exponía a escuchar todo
lo que decía la tía de mí.  Me hacía pedazos.

Como quiera que siempre conservé el sentido del humor,
nunca le hice caso a sus "rajes".

Un día que fui a visitarla y le pregunté por mi primo Lucho*
Ella me respondió:

-¿Lucho? Lucho es un héroe...

Sorprendido que la tía Nena hablara bien por primera vez
de alguno de sus sobrinos, continué escuchando su relato:

-La chiquita de al lado, hija de los vecinos, estaba a punto
 de caer del 5to. piso, y Lucho se pasó por mi balcón a la
 casa vecina, mientras todos los espectadores de la calle
 aplaudían su gesto. La salvó de una muerte segura...

Me fui muy contento de haberla escuchado, por fin la
tía Nena había hablado bien de alguien por primera vez
en su vida.

A la siguiente semana, regresé nuevamente a la casa de
mi tía, en la creencia de su progreso espiritual y le volví a
preguntar por Lucho, esperando un nuevo comentario
favorable a su actuación anterior:

- Tía Nena, ¿Has sabido de Lucho?

Ella me respondió indiferentemente:

-¿Cuál?  ¡Ese parásito!...

O sea que su forma de ser no habìa cambiado nada más
que por un día.

Así son los "rajones" y a veces abundan en nuestra propia
familia...

Por lo tanto, nunca me he hecho ilusiones de que algún
familiar, alguna vez hable bien de mí.

Y vivo apartado de ellos, hasta donde me es posible,
aunque paradójicamente viva con mis sobrinos.

Es cierto que un poco de "raje" hace la vida más
divertida, pero un exceso del mismo, suele ser
contraproducente, sobre todo para la víctima, la cual
se suele enterar al último, de lo que se habla en contra
de él mismo porque además existe la hipocresía.

Recuerdo que un ex-condiscípulo que rajaba de mí, a más
no poder, solía tomarse algunas fotos, muy sonriente  a
mi lado como todo un DON HIPÓCRITO.  a pesar de
ser un DON RAJUELA.

San Borja, 7 de marzo del 2,013.

EMILIO ULISES ROBLES HORA.

¨*Los nombres han sido cambiados.

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