En la época de los Incas, el Imperio constaba de parte
de las actuales naciones: Perú, Bolivia, que abarcaban casi
todo el territorio; Colombia, Ecuador, Chile y Argentina (en
menor proporción).
Luego de la Conquista, los hispanos consolidaron en
una sola gran nación la mayoría de esos territorios y la
denominaron el Virreynato del Perú.
Así tenemos que la Audiencia de Quito, la de Charcas
y la Capitanía General de Chile, formaban parte de este
inmenso territorio. Muchos de los ciudadanos que vivieron
por más de 300 años en esas localidades, pertenecían todos
al Virreynato del Perú, por lo tanto tenían la misma
nacionalidad.
Fue la Emancipación la que nos dividió, pese a las buenas
intenciones de los libertadores. Hubo incluso un proyecto de
unir todo Sudamérica eligiendo a un Inca como gobernante
supremo.
Chile, dependía mucho de su comercio con el Perú. Estas
dos naciones eran no solamente hermanas, sino eran una sola
nación.
Nuestro Libertador Ramón Castilla, quien también liberó a
los negros y eliminó el tributo indígena, nació y murió en Tarapacá,
hoy territorio chileno, además de haber estudiado en Concepción -
Chile y su padre era argentino.
El Libertador Bernardo O'Higgins, quien había nacido en
Chillán, Chile, vivió y murió en Lima, Perú.
El Libertador José de La Mar, nació en Cuenca, Ecuador
y fue Presidente del Perú, con nacionalidad peruana declarada
por el Congreso.
Al dividirse el territorio del Virreynato Peruano, la
Audiencia de Charcas, pasó a llamarse República de Bolivia y
la Capitanía General de Chile, República de Chile.
Cuando se dividieron los territorios, Bolivia llegó a tener
acceso al mar, por su territorio de Antofagasta, Mejillones y
otras localidades que lamentablemente perdió en la Guerra del
Pacífico entre Perú y Chile, en la que Bolivia intervino al principio.
Perú también perdió territorios al sur que actualmente
pertenecen a Chile, entre ellos, el territorio de Tarapacá y las
ciudades de Iquique y Arica.
Si bien el Perú perdió esa importante localidad y con ella
su riqueza en salitre, un abono mineral de mucha demanda en el
siglo antepasado, la peor parte la llevó Bolivia.
De haber sido un territorio con mar soberano, pasó a ser un
lugar enclavado en los Andes, sin puertos propios en el Pacífico,
sin mar ni la riqueza del mismo. Asimismo, en los territorios que
perdió la nación hermana, posteriormente se descubrieron inmensos
yacimientos de cobre, que son en la actualidad, la principal riqueza
de Chile.
Bolivia siempre ambicionó quedarse con Arica que era territorio
peruano y que luego de haberse firmado los acuerdos de 1929, pasó
a ser territorio chileno, mientras que Chile, devolvió la ciudad heroica
de Tacna, la cual efectivamente se reintegró al territorio peruano.
Por ese tratado, Chile, no puede ceder territorios en Arica a
ninguna nación extranjera, sin llegar a un acuerdo previo con el Perú.
Los chilenos, en lugar de ofrecerles el territorio que ellos
conquistaron de los bolivianos, o sea: Antofagasta o Mejillones, todo
el tiempo les han ofrecido una parte del puerto de Arica, a sabiendas
que ese ofrecimiento no sería bien visto por el Perú.
A Bolivia no le interesa que le devuelvan lo que no les perteneció, lo
que ellos quieren es tener una salida al mar soberana, la cual se le debe
otorgar, pero en el territorio que perdieron en la Guerra de 1879.
La salida al mar para Bolivia, debe ser por el puerto de Antofagasta
y no por Arica, a no ser que Chile acepte la propuesta que hizo el
Perú en la época del Gobierno Revolucionario, de un territorio compartido
por las tres naciones en Arica, con salida al mar soberana de Bolivia.
Es hora de que los bolivianos recuperen su mar perdido y que los
chilenos accedan a darles una salida soberana al Pacífico, llegando a un
acuerdo con el Perú, si insisten en ceder parte del antiguo territorio
peruano en Arica.
San Borja, 19 de febrero del 2015.
EMILIO ULISES ROBLES HORA.
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