domingo, 27 de abril de 2014

DE HÉROE A VILLANO.

  En el Perú, pasar de héroe a villano, es lo más usual.

  Un día todo el mundo te quiere, te idolatra; son tus
fans y al otro día, esa misma gente te odia, te hace
leña y no terminan de hablar mal de tí.

   Todos los políticos y los artistas, son héroes con
capacidad de ser en el más corto tiempo posible, los
villanos, los malvados de la "serial".

   Cuando postulan se piensa que son honrados,
honestos, probos y tanto título rimbombante que
hablan de su "acrisolada honradez", etc.

   En especial para los sobones o "felpudinis" de turno,
quienes no escatiman hacer en sus casas, homenajes
cerrados para el "futuro Presidente", pensando
siempre en el puesto público "de confianza" que
les permitirá ganar buenos sueldos sin hacer casi
nada, porque al fin y al cabo, los empleados de carrera
son los que hacen todo. Y los "confianzudos" solo:
   "Toman las decisiones".

   Lo mismo pasa con los artistas, sobre todo de la
televisión. La gente hace lo posible por sacarse una
foto al lado de una "estrella" del Cine o la Tv. y luego
en sus charlas de café, hablan mal de ese o esa misma
artista con la que posó horas o minutos antes.

   Y en otros campos de la vida diaria también ocurre
lo mismo.

   Recuerdo a doña Amandita que era cobradora de
una Municipalidad limeña. Un día me dijo muy
emocionada:

"No sabes a quién le cobro" Y él mismo me paga los
recibos.

   -No, le respondí sorprendido.

   Ella me dijo remarcando uno a uno los apellidos y
nombres de un conocido psiquiatra, para que vea cuan
importante se sentía de ser la cobradora del psiquiatra
de mucha fama, que figuraba en todas las revistas
principales de la Capital.

    Al poco tiempo el psiquiatra cayó en desgracia,
mató a un joven por equis motivos y la prensa se
ensañó con él. Dijeron que era un asunto homosexual,
que mató al muchacho por celos, etc.

    Cuando vi otra vez a la señora Amandita, le pregunté:

    -Ah, verdad, ahora que me acuerdo, usted conocía al
doctor Segismundo y ella negó en todos los idiomas, ser
amiga o haber conocido al psiquiatra, con una cara
furiosa, como diciendo, no me preguntes más.

     Recientemente la televisión peruana en una telenovela
de gran sintonía: "Al fondo hay sitio", se tomó el apodo que
le pusieron a un célebre cirujano plástico, a quien llamaron
el "Doctor Muerte" por habérsele muerto una paciente a
quien le practicó dos operaciones simultáneas y cuyo
cuerpo no resistió el tratamiento.
   
       La telenovela, sin explicar, revivió el apodo, que no
le correspondía al doctor Carlos Cabrera, que es el nombre
del médico en la ficción, el cual fue acusado injustamente
de ser un estafador.

      El cirujano estético en la vida real, también tenía el
mismo prestigio que el médico en la ficción; sin embargo,
al conocerse sus problemas amorosos con una modelo que
lo grabó, cayó en desgracia y nunca más se le dio la
credibilidad que tenía, aunque muchas de sus pacientes,
continúan luciendo sus acertadas cirujías y al final terminó
muriendo en una prisión limeña.

     No estamos juzgando nada, sino sólo poniendo en
evidencia cierta forma de conducta de la gran masa, que
como ya lo dijera algún célebre pensador: "disfruta de los
defectos de las personas importantes".
   
      Con razón el célebre chef Gastón Acurio no quiere
postular a la presidencia de la República.

      Sabe de antemano que como político está condenado
a recibir todos los malos tratos y las dudas sobre la honradez
y dedicación al cargo, además de insultos de todo calibre.

      Y como dijo un conocido político, se necesita tener una
piel de cocodrilo para que no se sienta aludido por las ofensas
y el chef parece no tenerla.

    Para los peruanos, todos los presidentes son rateros,
mentirosos, etc. Y peor concepto se tiene de los congresistas,
a quienes se tilda no sólo de esos calificativos, sino de ser
ignorantes y estafadores. Igualmente se piensa de los
presidentes regionales y de los alcaldes.
   
    Lo curioso es que la realidad no desmiente esta percepción
generalizada.

    A pesar de que la fama, no sólo atrae buenas posibilidades
económicas y sociales, sino también desprestigio y el hecho de
soportar ser víctima de los ex-seguidores, fans o partidarios y
de los enemigos políticos, los cuales sí tienen piel de cocodrilo y
se dedican a desprestigiar a sus contrincantes, como acontece
ahora con un político que ataca a todos sus adversarios porque
pretende ceñirse la banda presidencial por tercera vez, muchos
todavía, buscan ser famosos o conocidos.


San Borja, 27 de abril del 2014.

EMILIO ULISES ROBLES HORA.
         
  

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