jueves, 6 de noviembre de 2014

REFLEXIONES DESPUÉS DE UN VIAJE A MÉXICO.

    Hace unos días regresé de un viaje a México que tuvo
una duración de nueve días. Fue un tour, mi primer tour.

    Si bien he viajado anteriormente al extranjero en 5
oportunidades: a Chile en 1967; a Europa (Italia, Francia,
España y Suiza) en tres oportunidades, en los años 1974
1975 1976 y a Estados Unidos, los años 1991, 1992,
desde esa última vez no salía al exterior. Tanto por que
dejé de trabajar en la Línea Aérea de Aviación (Faucett)
para la que laboraba, en la cual, como parte de mis ingresos,
me daban pasajes o pases para cualquier otra línea aérea,
cuanto, que al ser jubilado no tenía los medios como para
salir de Lima, como solía decir, ni para ir a Chosica, ubicada
a pocos kilómetros de la capital.


Recuerdo muy risueñamente a algunos de mis familiares
cuando me decían: "a tí te regalan los pasajes" y yo les
aclaraba: me los dan como parte de mis beneficios por
ser trabajador en "Faucett"...

  Y ellos no querían entender... Si en verdad me los
regalaran hoy podría ir a pedir que me obsequiaran
algunos pasajes a cualquier línea aérea y me los
regalarían... Por supuesto que no lo harán.
 Era un beneficio que se recibía como parte del pago
 que la Empresa nos daba adicionalmente.

   Cuando trabajaba en esa línea aérea, me ponía a pensar
cuál sería mi futuro y yo me veía, en mi imaginación, como
empleado de "Faucett"  y disfrutando de mis pasajes
vacacionales y mis ingresos. Me equiparaba con tantos ancianos
que continuaban en la empresa sin ser hostilizados ni presionados
para botarlos.

   Era una Compañía que funcionaba bien con esos "viejitos"
que aportaban sus conocimientos y experiencia...
 
   Cuando por circunstancias de la política del país se dejó
sin trabajo a millones de peruanos, muchos de esos ancianos
dejaron de trabajar y no sólo ellos sino personas más
jóvenes pero que para las nuevas circunstancias ya no
eran "necesarias" para las empresas*.

    No sólo me quedé sin trabajo a los 47 años y sin posibilidades
de re-empezar mi vida laboral (los empresarios consideraban a
una persona de esa edad como aquel personaje de "Los Miserables",
no recuerdo si le llamaban el asambleísta o algo parecido) el cual
era un apestado de todos los regímenes posteriores a la Convención
o Asamblea.

   Por eso al ver las propagandas del Gobierno de Peña Nieto
en México, en las cuales aparece un anciano de más de 70
años contento porque el Estado le proporciona un trabajo digno,
de acuerdo a su edad.  Caso no contemplado en nuestra
legislación ni en el régimen peruano actual, a quienes sólo se les
ocurre darles una pensión de obsequio, miserable llamada:
Pensión 65 y a los demás a los que estamos desde hace muchos
años jubilados, y cotizamos para nuestro retiro, no nos aumentan
ni un solo Sol, siendo las pensiones de los jubilados, ligeramente
mayores que las pensiones obsequiadas, me puse a reflexionar
acerca de la necesidad de un cambio en el país, un cambio en
el cual todas las personas sin importar sus condiciones socio-
económicas, raciales, de género y en especial de edad madura,
tengan iguales oportunidades, caso que no existe en el Perú,
pero algún día cambiará para el progreso de todos sus ciudadanos.

   Los congresistas, muchos de los cuales superan esas edades,
no se acuerdan de que hay muchas personas que pueden brindar
aún sus servicios a cualquier empresa y seguramente lo harían
mejor que cualquier joven, ni dicen nada para mejorar las
pensiones, aunque sí se doblaron el sueldo apenas entraron,
con el cuento de los "gastos operativos". Gastos que una
congresista dijo haber  "invertido"en comprarse la casita del
millón.

  Bueno pero no es mi deseo renegar sino, hablar de mi viaje,
después de todo, la política y los políticos jamás cambiarán...

  Gracias a una invitación familiar fuimos a México y visitamos
México D.F., Cuernavaca, Taxco y Acapulco.

  No sabía cómo eran los mexicanos y la verdad que después
de haber estado junto a ellos durante estos días, todavía no
me he podido dar cuenta de su forma de ser.

  Diré en primer lugar que en un tour, no se puede apreciar
realmente a las personas porque está uno como si fuera un
alumno del Colegio al cual lo llevan de la mano a que conozca
los alrededores.  Recuerdo cuando los niños llegaban al hangar
de "Faucett" y las maestras los cuidaban para que se porten
bien y no vayan a perderse ni accidentarse... Mientras les
explicaban en líneas generales el funcionamiento de las
aeronaves y luego la empresa les ofrecía sanguchitos y
gaseosas, además de recuerdos para que no se olviden de
la Primera Línea Aérea Nacional...  Algo así, nos pasaba...

   Un guía nos contaba las cosas bonitas de México y nos
mostraba los bellos Palacios y las Iglesias.  Ojo, no me
estoy burlando, ni estoy ridiculizando a los tours.  Me parece
que son lo mejor que puede haber en una visita a un país
que uno desea conocer.  Porque no te pierdes casi nada,
te informan sobre la historia de ese país, ves sus monumentos,
sus plazas, sus iglesias, etc.  El guía mexicano que nos tocó,
fue de los mejores y el transportista, como yo le dije:
una "buena caña" como se suele decir aquí a quien conduce
muy bien.  Las curvas de las carreteras de México son
impresionantes y este chofer se las conocía de memoria.

   Lo que más me llamó la atención fue ver todas las
cordilleras, o todos los cerros de un verde envidiable.
 
   México es un país pleno de verdor, lindísimo. Como
nunca había visto, porque cuando voy al norte de mi país,
los cerros no tienen ni un cacto.  En cambio en México no
hay un solo cerro sin vegetación. Y cuando uno llega a las
ciudades se siente el olor a plantas, olor grato a Jehová,
como suele decir la Biblia.

    A veces me pregunto si se pudieran traer algunas
semillas de esas plantas que existen en México y sembrarlas
en los cerros norteños para ver si se vuelven como las
colinas aztecas.

  Naturalmente que las personas de mi país que viven en
la Sierra protestarían y me dirán, es que tú no conoces tal
o cual localidad.  Es cierto, no he viajado mucho por la
Sierra de mi país. Cuando estuve en Machu Picchu y vi
aquel cerro gigantesco llamado Huayna Picchu, cubierto
de verdor y al contemplar la Ciudad Perdida de Los Incas,
quedé anonadado, pero, en la Costa no he visto el verdor
de los cerros aztecas.

   En la Capital, en el Distrito Federal, me impresionó
también la inmensa Plaza Principal, Plaza Mayor o Plaza
de Armas, como le llamamos acá. Una de las más grandes
del Mundo.  Así como su bellísima Catedral, a la cual
le tomé diferentes vistas, lo que fue causa de perderme
del grupo por primera vez. Al apartarme de él para
fotografiar la Catedral, me quedé solo.  Busqué a los
policías para preguntarles si habían visto a las personas
que me acompañaban y me dijeron no saber de quién les
hablaba.  Hasta que una policía mujer, al escuchar mi
versión exclamó: "Híjole", fue una de las pocas expresiones
mexicanas que escuché... Debo decir que los mexicanos
actualmente hablan tan parecido a los peruanos que ya
no hay diferencias... Yo pensaba encontrar personas que
hablaran como "El Chicote" o "Resortes" y esa gente ya
casi no existe... La policía tuvo la gentileza de comunicarme
por su celular con la Agencia y ellos me dijeron que no
me mueva de ahí. Me ubicaron y regresé al grupo.

   Luego nos llevaron al Palacio de Bellas Artes, una
magnífica construcción, muy bien conservada y de una
belleza impresionante.

   Conocimos El Ángel de La Victoria, bello monumento
en una Plaza muy concurrida por los turistas.

   Luego nos mostraron las catedrales construidas en
homenaje a la Virgen de Guadalupe y después de visitar
todos los lugares en donde ocurrieron los hechos milagrosos,
entramos al final a la Catedral en donde se exhibe la tilma
de Juan Diego, el indígena que mostró en su indumentaria
la imagen de la Virgen impregnada milagrosamente.

   Fue impresionante ver personalmente el manto de Juan
Diego y poderle tomar fotos, las cuales he publicado en una
de las cinco entradas en las cuales he subido todas la fotos
que tomé en mi viaje.

   Pasearse en la Laguna de Xochimilco, junto a los mariachis
y el charro que cantaba las rancheras mexicanas, mientras
degustábamos los deliciosos tacos y bebíamos el tequila.

   En la embarcación en donde nos paseamos durante cerca de
 dos horas, comimos y probamos el ají (chili) más picante de
todos los que nos sirvieron.

  En el Perú comemos con mucho ají, sobre todo en el norte
de donde provengo. Todo estuvo muy delicioso.

  Como me pasé de algunos tragos de tequila, cuando regresé
al hotel, me quedé dormido durante dos horas sin darme
cuenta.  Cuando bajé a cenar, me dijeron: ¿Dónde has estado?
  Contesté: durmiendo...

  Y luego el viaje a Taxco, por una carretera con una serpenteante
carretera. En determinado momento el guía nos indicó que
estábamos a 3,000 m. sobre el nivel del mar.  Increíble, no había
ido a Ayacucho por temor a la altura y aquí estaba en un lugar
tan alto.   Luego la llegada a Taxco un pintoresco pueblo ubicado
entre los cerros. Cuya Catedral está en un lugar elevado.

   Y subir y bajar cerros, a lo cual no estamos acostumbrados
los costeños.  Pero nos acostumbramos, aunque con la lengua
afuera.

  De ahí llegamos a Chilpancingo por donde deberíamos de
haber pasado, pero la carretera estaba tomada. Fue la segunda
ocasión en que me perdí del grupo. Como quiera que los
habitantes del Estado de Guerrero están protestando y reclamando
por la desaparición de 43 estudiantes de educación,que fueron
secuestrados en Iguala, una localidad en donde unas autoridades
vinculadas al crimen organizado, retuvieron a los alumnos y los
entregaron a los delincuentes para probablemente ser exterminados
y luego de dos meses en que no se sabe nada de los desaparecidos,
los habitantes de esos pueblos, como de todo México, exigen la
aparición de los jóvenes y el castigo de los captores, sin que hasta
la fecha hayan aparecido.  Si bien entendemos su protesta y nos
aunamos a su protesta, en ese momento, nos quedamos varados
en la carretera, luego me extravié al tratar de comprarme ropa
en un centro comercial: "Liverpool". Al tratar de ubicar al grupo,
me dijeron que habían ido a Acapulco en unas camionetas, por
tanto, decidí irme por mi cuenta a esa ciudad y llegué de noche.

  Me dejaron en las afueras, junto a unos puentes al lado de un
Mercado, ahí traté de tomar un "camión" (ómnibus) pero como
demoraba demasiado, me fui al Hotel en un Taxi.  Al llegar, me
di con la sorpresa que yo había llegado primero que el grupo,
los cuales recién estaban saliendo de Chilpancingo.

   Y Acapulco un balneario bellísimo, con un clima ideal, sin frío,
más bien cálido, lleno de edificios modernos junto al mar.

   Yo no sabía por qué Cantinflas, El Chavo del Ocho y tantos
otros actores y actrices de México y el Mundo alababan a
Acapulco. Se necesita estar ahí, para comprenderlo.  Luego
nos llevaron en un paseo en yate por toda la Bahía. Con música,
alegría y tequila.

   Fuimos también a ver el espectáculo de los clavadistas, que
registré con mi cámara y también pueden verse las fotos en
mi blog.

   Al final, cuando me dieron mi día libre**, pude visitar el Templo
Mayor, donde pude apreciar las ruinas de lo que fue el principal
Templo de los Aztecas, además de la cerámica y esculturas de
los antiguos pobladores de México.

   Los mexicanos, son gente muy parecida a los peruanos, uno
se siente como en casa. Son muy acogedores y cordiales. En
todo momento son amables. Recuerdo a aquel señor de la
capital del Estado de Guerrero donde me perdí por segunda
vez, cómo trató de comunicarme con la Agencia. Se quedó
un tiempo más tratando de ayudarme en mis llamadas telefónicas.

   Hay que hacer notar el hecho de los cambios en los tonos y
el señor mismo no se movió del teléfono hasta agotar todos los
medios para tratar de comunicarme. A lo lejos, mi agradecimiento.

Lo mismo que a todos los mexicanos a quienes me hubiera
gustado tratar un poco más. Sigo siendo un gran admirador
de su cultura y tradición.  Así como del Cine Mexicano  al
que tengo la dicha de poder apreciar a través del Canal
"De película".

    San Borja, 6 de noviembre del 2014.

  EMILIO ULISES ROBLES HORA.

*Este párrafo lo he cambiado, no por temor a expresar mis
opiniones, sino porque me parece que tomar en cuenta  a
regímenes pasados, obsoletos y que fracasaron, no vale
la pena.  El solo mencionarlos es darles una importancia que
no merecen.
 **La Agencia de Turismo que nos transportó desde Lima e hizo
posible este bello viaje, con los mejores hoteles, la comida más
exquisita y excelentes licores; además del transporte de una
localidad a otra con un chofer conocedor de las carreteras
de México y un guía muy instruido y carismático, fue:
TUMI TOURS de CHICLAYO. Ellos organizan paseos a
través de todo el mundo y ofrecen la mayor calidad y garantía
de un buen servicio. Muchas gracias a TUMI TOURS de la
Ciudad de Chiclayo. Ellos llevan a los turistas desde cualquier
parte del país, según sus ofertas.



     

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