Hace 60 años, la gran mayoría de la población
peruana era muy pobre y la comercialización
de artefactos eléctricos, en un país con tan poca
distribución de energía, era no sólo escasa sino ineficiente.
La gente no podía comprarse un radiorreceptor.
En otras palabras no tenían nada para escuchar noticias
ni música. Y ¿Cómo la pasaban?...
En provincias que era donde vivíamos, hacían
veladas (actuaciones) y a los niños sino los
obligaban a cantar o a recitar, por lo menos
los inducían a hacerlo.
Estas reuniones podían ser públicas: en teatros,
en el Colegio; o privadas: al interior de las casas,
en donde las madres preparaban a sus hijos para
que recitaran, bailaran o cantaran para las tías o las visitas.
Así aparecieron muchos artistas en la familia.
Los radios venían en grandes cajas, desde
Europa ( Holanda) con una especie de refrán que
hasta ahora resuena en los oídos de todos:
-Tarde o temprano, su radio será un "Philips".
Recuerdo la caja grande de cartón en donde había
un hombre gordo de pie. Para saber de qué lado
el radio estaba de pie o de cabeza.
Esos radios yo los veía en casa de los familiares
con mayores ingresos económicos.
Tenían "Ojo Mágico", que era una especie de adorno que al
mover el dial cambiaba de tonalidad. Hoy esos artefactos
son vendidos a los ropavejeros, que como es su costumbre,
pagan un sol por cada uno y los venden a veinte soles a algún
vivo que los lleva para venderlos a coleccionistas
por cantidades exorbitantes de dólares.
¡Quién iba a pensar que después de muchos años,
los chinos harían que el mundo se volviese rico
con poco dinero! ¡Que todos tengan un radio
o un televisor, a veces en cada habitación de la casa!
Hoy cualquier persona de los más bajos estratos
económicos y sociales tiene acceso a casi todos los
artefactos eléctricos.
Y existe tal diversidad, pero a la vez tantas nuevas
versiones, que al final, los artefactos pasan a ser
obsoletos de un año para el otro.
Luego de que la gente comprara televisores cada
vez más baratos en blanco y negro, con sus respectivas
antenas aéreas que se instalaban en los techos de las casas
y se veía cada vez un mayor número de antenas hasta
en los cerros, donde habitaban las personas de menores
recursos, pasaron a la era del color y al cambio de tecnología.
Apareció el "Betamax" , vídeo-cassettera que al no
compartir el invento con otras marcas porque era exclusivo
de una marca, fue desplazada casi inmediatamente por el
V.H.S. y luego por los CDs.
Ahora todo se hace en memorias, unos pequeños
rectángulos en los cuales se guarda la información,
los vídeos, canciones, clips, etc. que uno desee.
Y también aparecieron: los teléfonos celulares,
los Ipods, Iphones, MP3, etc.
Sin embargo todos, se hacen para un solo uso
y luego van al reciclador, que a veces se la pasa de
vivo y pone en los supermercados bolsas grandes
para que les regalen artefactos que ellos mismos han
vendido por miles de dólares.
De un año para otro un artefacto no vale nada.
En otras palabras, se convierte en lo que
hemos denominado:
LA PRODUCCIÓN CHATARRA: productos hechos
por la industria (por lo general, electrodomésticos o
celulares) que sirven para un solo uso, sin reproducir
para el comprador ningún otro beneficio que disfrutar
por breve tiempo de la posesión del artefacto de moda.
Estos productos son desechables: una vez utilizados
no sirven para recuperar el valor invertido por los
compradores y al siguiente año ya no se vuelven a sacar
ni repuestos ni versiones parecidas.
Una empleada del servicio doméstico de la casa de un
familiar, había comprado uno de esos celulares al precio
de su sueldo de dos meses, artefacto que después de un
tiempo de vigencia, lo regalan por la compra
de un televisor plasma o un LCD.
Las máquinas de afeitar evolucionaron desde las
pequeñas hojillas, que aún se venden, hasta las actuales
desechables, en donde se desperdicia: acero, plástico y
otros elementos que si bien no son valiosos, por lo menos,
tienen un costo en trabajo del hombre.
Las máquinas de escribir como la que yo tenía
en mi oficina de la Municipalidad de Magdalena
del Mar, fueron reemplazadas por otras, eléctricas que
dependían de un cassette en donde estaba la cinta y que
hoy ya no se produce nunca más. Me obsequiaron dos
máquinas de escribir eléctricas,
"algunos amigos",
a sabiendas de que no existían los benditos cassettes
y yo se las vendí a un ropavejero, cada una a 10
soles, para recuperar algo de la
estimación de esos "amigos".
La producción chatarra está de moda y uno cae
fácilmente en su vorágine, a no ser que sea un poco
reflexivo y haga todo lo contrario,
es decir que
se vaya a la moda retro.
Ahora ya nadie usa las máquinas de escribir, todo
el mundo usa las computadoras, que hasta hace unos
años, eran unos televisores gigantescos y que hoy son modernos
cartapacios llamados LAP-TOPS, que sin embargo, son muy
caros para algunos, hasta que con el paso del tiempo
se lleguen a obsequiar por la compra del último IPOD.
Sin ir muy lejos , los gobiernos populistas les obsequian
a los niños sus laptops para que no fastidien a papito ni
a mamita y estén matando alienígenas o convirtiéndose
en "terroristas" de ficción.
Aunque usted no lo crea como decía Ripley.
La producción chatarra continuará como la loca carrera
de la gente por tener el último grito de la moda en el mundo.
Mientras tanto, "Philips" ha lanzado su último hit:
un radio antiguo, con las características de aquellos radios
que conocimos hace 60 años, sólo que adornado por
las más moderna tecnología.
Entonces se cumplirá aquel refrán:
"Tarde o temprano, su radio será un "Philips".
San Borja, 28 de octubre del 2012.
EMILIO ULISES ROBLES HORA.