No me compré el sillón
para esperar la muerte...
Ella misma se acercó
cual vulgar impostora
me dijo: aún te espero
aunque digas y creas
que no existo.
Le repliqué indiferente
no te conozco ahora
nunca te conocí
y bien sabes que no existes.
Mas fabricaste cruel fama
sabiendo que eras un fraude.
Te conocí en la ventana
de un mortal que iba pasando
entre sollozos de gente
con olor a hipocresía...
Lloraban al ser querido
que en forma vulgar fue atrapado
por tus garras de embustera.
Yo sé que aún tú me temes
aunque creas lo contrario
porque yo te he superado
a través de mis escritos.
...El sillón está demás
y tú no podrás hallarlo...
Eso es lo que supones
me dijo, mientras se iba.
Regresaré sin descanso
a nadie dejo en la tierra,
ni tú eres la excepción
a pesar de lo que escribas.
Te llevaré aunque no quieras
a un sepulcro asqueroso
donde las flores serán
mejores que tus despojos.
¡Fuera de mi presencia!
le respondí indignado.
No somos la calavera
aunque la llevemos puesta.
Los esqueletos vivientes
son aquellos que no piensan
que no escriben y no sienten.
Solo adoran el metal
y creen que todo es cierto.
¡Anda a contar tus huesos
si eso te hace feliz!
Revuélcate en los gusanos
y asusta a quien sí te cree
la ilusión que tú predicas;
mas a mí no me visites
si crees hacerme daño
Y cuándo hayas apartado
tu guadaña de mi vista,
visitaremos las tumbas
para enseñarte lo vano
de tu peregrinar abyecto.
Cómo es que hundiste a muchos
en el anonimato extremo.
Vivieron para comer
excretar y destruir
la grandeza de otras gentes
y ahora semejan carroña
porque nunca pervivieron.
Sólo fueron esqueletos
los esqueletos vivientes...
Algunos cuantos sí viven
en el recuerdo vital
aunque nunca sobreviva
el bisabuelo a los años...
La memoria de familia
muchas veces no recuerda
ni al ascendente tercero;
si visitando los nichos
de cincuenta años atrás
ni una flor los perenniza
porque todos ya se fueron...
Ahora se ríen de tí
y sólo queda marcharte
con tus garras a otro sitio
adonde te den cabida...
Tal vez en alguna Iglesia
o templo vocacional
donde se implora tu nombre
puedas encontrar incautos...
Mas aquí, pierdes tu tiempo
¡Regresa a tu cementerio
a regocijarte en huesos
y a esperar nuevo alimento
de aquellos que te veneran!
Te engañaré cuando creas
que voy en una ventana.
Yo quedaré en este escrito
y no podrás impedirlo.
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EMILIO ULISES ROBLES HORA
NOTA DEL AUTOR: Debo reconocer que
me inspiré para escribir este poema en el
extraordinario escrito de mi padre titulado:
"LA CALAVERA", que está incluido en el
sub-blog: "Escritos de Ulises Robles Viera",
incluido dentro del presente blog.
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