domingo, 23 de septiembre de 2012

LA HERENCIA.




Mercedes Viera Caamaño,
mi abuela ecuatoriana. hija
de doña Simona Caamaño 
López y
nieta de don Jacinto*
Caamaño , hermano de don 
Plácido Caamaño, mi
tío tatarabuelo.


Ulises Robles Viera, mi
padre, nieto de doña
Simona Caamaño López;
cuando nació, ella
dijo: " Este nieto se parece 
mucho a mi familia"

Mi abuela paterna, era ciudadana ecuatoriana puesto que había nacido en
        Quito, Ecuador.  Su madre, doña Simona fue sobrina de don José María Plácido Caamaño,
Presidente de Ecuador del siglo antepasado.


  A mí siempre me divirtió esta historia de la herencia...

  Sucede que doña Simona, que vivió junto a su tío, don
Plácido, en el Palacio de Gobierno, porque según mi tía paterna,
doña María Jesús, el Presidente le tenía gran predilección, un día
jugando (no en el Palacio) se encontró un tesoro, consistente
en un baúl o cofre lleno de monedas de oro, el cual depositaron
a nombre de ella en algún Banco del Ecuador**.

   Con el tiempo y cuando creció, ella se enamoró de un hombre
de apellido portugués, don Pedro Viera cuyo segundo apellido
era árabe, según mi tía.

 Dicho señor no tenía ni el dinero ni la posición social de la
familia de su padre, por lo tanto entró en contradicciones
con él y para evitarlas, se vino a vivir, primero a Piura, donde
enviudó  y posteriormente a Lima con dos de sus  hijos.

 Tuvo cinco hijos, uno  o dos de los cuales,  aparentemente,
 se quedaron en Ecuador y otro en Piura. No sabemos
exactamente cuántos hijos fueron exactamente. El dato de
que fueron 5 me lo dio mi tía María Jesús. Lo que sí se
sabe con seguridad es que a Lima vinieron dos de ellos.

   En Lima vivieron mi bisabuela y  aquellos dos hijos:
mi abuela Mercedes Viera Caamaño y su hermano
Mariano Viera Caamaño, quien no tuvo descendientes.

   Existen fotografías de mi tío abuelo Mariano, las que
aún conserva mi prima Victoria Robles Freyre.

  Contaba mi tía ( quien falleció hace unos años) que aquellos
parientes nuestros en el país del norte, son de la alta burguesía
y eran propietarios de una hacienda llamada "El Ejido".

 Yo encargué a alguno de mis amigos que viajó a Quito, que
corroborara la información y este amigo me dijo que
efectivamente, la hacienda había existido y que hoy era
como Lince, un distrito de Lima.

  Tomó una foto de la casa-hacienda y me la trajo. Dijo que era
una casa rodeada de jardines y al medio, el edificio principal, con
dos leones a los costados. Además según mi hermana, en esa
casa-hacienda había un Museo de Oro, parecido al de los
Mujica en Lima.

  Curiosamente, cuando una vez en "Faucett" (la Compañía de
Aviación en la que trabajaba) me preguntaron:
 -¿Cómo quieres que sea tu casa? Les dije:
 - De una manzana. Al medio la casa y rodeada de jardines...

 Quien me interrogaba, me dijo:

 - ¿Estás loco, lo que pides es una casa de ricos y no tienes
ni para comprarte un terreno en un pueblo joven (barriada,
callampa, favela, villa miseria, etc.)?

 - Bueno, tú me preguntaste cómo quería tener una casa,
no cuál iba a ser mi casa.

  Al fin y al cabo, vivía en una pensión y ahora, en casa de
mis sobrinos...

  Lo cierto es que mi familia no tenía (algunos han progresado)
los medios como se supone que tuvieron en su época los parientes
de mi bisabuela y siguen queriendo reclamar la dichosa herencia.

   Reclamo que hicieron una vez y  que volverán a hacer en
algún otro momento, para recuperar el dinero y las propiedades
de doña Simona en Quito, además del título nobiliario que le
correspondía, el de Marquesa, que pasaría a alguno de sus
herederos (por supuesto que yo no tengo la pinta de un marqués
y eso me da más risa).

 Y también me hacía recordar el chiste que una vez
publicó la Revista "Condorito".

Se veía en esa tira cómica a Condorito con los pantalones
parchados y sumamente pobre, diciendo alegremente:

"Tengo el   mismo   signo astrológico  de John Rockefeller".

  Uno de mis familiares fue a reclamar, ni más ni menos...

  El hermano mayor de mi padre, viajó a Quito y puso un
aviso en el diario "El Comercio" de esa ciudad: "Ha llegado a
Quito desde Lima, don Jorge Robles Viera, hijo de, nieto de,
etc. y busca a sus familiares"...

  El resultado es que llegó un pariente suyo***, apellidado
Muñoz quien lo sacó del Hotel y le dijo:

  -¡Sobrino, ven a mi casa!

 Y se fue a ese lugar, equivalente a San Isidro (un lugar
donde vive la más alta burquesía limeña)...

  Y digo que siempre me divirtió este cuento porque a mi tío
le dijeron:

"Mira para allá....Jajaja" "y de la herencia, como decía Pepe
Iglesias El Zorro:

"Nunca más se supo" como del "Pobre Fernández"...

  Los que gozaron de la misma,  son los parientes que se
quedaron en Ecuador y aún continúan con las posesiones
de doña Simona Caamaño López, mi bisabuela.

  Y aunque nunca creí nada acerca de aquella herencia, sí
quise conocer a alguno de mis parientes ecuatorianos y fui
a la Embajada del Ecuador, donde me recibieron y me dijeron
que pronto me iban a llamar para tratar de vincularme con
alguno de ellos y hasta ahora sigo esperando...

  Cómo será que nos quieren los ecuatorianos que cuando
una vez fui a Huaquillas para conocer siquiera, una ciudad
fronteriza de ellos, uno de los vendedores ambulantes de
esa localidad, me dijo ofreciéndome una mercancía:

 -"¡Lléveselo a precio de gallina flaca!"...

   Los ecuatorianos nos dicen gallinas y nosotros a ellos,
cordialmente, monos...

  En fin, mis hermanos y parientes ecuatorianos, lo tomarán
con el mejor sentido del humor, porque este blog es más
de entretenimiento que de otra cosa.

  Y ahora han aumentado mis lectores de esa nacionalidad,
a quienes dedico esta entrada.

  La herencia nunca se plasmó y hasta ahora una de mis
primas quiere reclamarla y a mí me produce cada vez, más risa...

 Y pensar que yo estoy trabajando a los 66 años de
guachimán (vigilante)****
y hay millones de dólares que nos esperan a la vuelta de
la esquina....  Jajaja

  Saludos a mis hermanos ecuatorianos, en especial a mis
parientes, si todavía queda alguno.

  La Molina, 23 de setiembre del 2012.

EMILIO ULISES ROBLES HORA.
 
* No recuerdo bien si el nombre de mi tatarabuelo era
Mariano o Jacinto.

** Según mi hermana a mi bisabuela no sólo le correspondía
el dinero de aquel cofre de oro, sino la participación en
algunas haciendas, incluida El Ejido y otras del patrimonio
de su madre, apellidada López, a quien heredaron los
Caamaño, (me parece que ahora tienen un apellido compuesto:
Jijón Caamaño), por el matrimonio de don Mariano con mi
tatarabuela y que por ser hija única le correspondía a
doña Simona.

***Según mi hermana, no sólo llegó el tío Muñoz, sino
otros tíos que quisieron conocer al sobrino llegado de Lima
(no especifica si fueron de la familia Caamaño).

**** Trabajé durante el tiempo que escribí este artículo como
vigilante en uno de los edificios que diseñó mi sobrina arquitecta.

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